a b a r r o t e s

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Aquí de lo que buscas, no encuentras.
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31 may 2010

28 may 2010

25 may 2010

DOS TRES DOS

juana molina and gareth dickson - two trains from Gareth Dickson on Vimeo.



ROMPIENDO CON LAS REFLEXIONES
... CUANDO SACO A PASEAR A MI PERRO.
Con la esperanza de que algún día tengan sentido.

Aqui entre las palabras, los escritos, los libros, los recuerdos y las emociones, me hago bolas... entre qué es lo que escribo para tí sin que lo leas o tal vez sí?, qué escribo para mi y para recordarme de las bolas que me hago y qué para los demás? pa que vean que no solo en sus cabezas existen las bolas!... y me hago de verdad bolotas al no saber quién es quién, al no saber aún que fué lo que fué y ya no lo es... si yo soy el pollo amarillo que echó todo a volar o tu eres el pajarito que agarró sus libros, que salio del cuarto y que se fue muy lejos, muy lejos... o fuí yo que me fuí y despues de mucho tiempo regresé y ya no estaba nadie?, o fuí yo que nunca llegué a estar aqui o que nunca llegué? o fuiste tu que cuando me viste llegar te fuiste volando...? ni tu, ni yo, ni nada de nada, quién se queda y quién se va?



-Señorita... los quiere para llevar o para comer aqui?
-Para comer aqui, por favor.



Lastíma que la misma de antes nunca volverá a Ser la misma de antes, Nunca.
Ni tú, ni yo, ni nada de nada.

20 may 2010

GRACIAS A LA SEÑORA DE LA MACHINA CON LA SIGARETTA IN BOCA PER AVERE FATTO SORRIDERE AI OCCHI CHE MI MANCANO TANTO!

te quiero mucho y gracias
BUEN VIAJE

19 may 2010

HOY NO ES DE DIA...

Camisón blanco,
si solo me hubiera despertado antes!

Si no fuera una bestia.
Huir como un animal herido
para no lastimar más.
Miedo a morir y matarse.
Matar y morirse.

No hay justificación.
Así...
Dolor y recuerdos.

Relámpagos, ríos y olas del mar,
soy parte natural de la tragedia.
Me enfurece la injusticia
y me ata de manos.

FUEGO!
Palabras que se azotan
en las paredes de los sordos
y de los corazones heridos.

Mi corazón? Presente de sangre...
Mañana me da miedo, me doy miedo.
Alguien que me abrace... alguien?

17 may 2010

14 may 2010

13 may 2010

BERGMAN Y BORGES... como entrecruces.



Jorge Luis Borges

Veinticinco de agosto, 1983

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Vi en el reloj de la pequeña estación que eran las once de la noche pasadas. Fui caminando hasta el hotel. Sentí, como otras veces, la resignación y el alivio que nos infunden los lugares muy conocidos. El ancho portón estaba abierto; la quinta, a oscuras. Entré en el vestíbulo, cuyos espejos pálidos repetían las plantas del salón. Curiosamente el dueño no me reconoció y me tendió el registro. Tomé la pluma que estaba sujeta al pupitre, la mojé en el tintero de bronce y al inclinarme sobre el libro abierto, ocurrió la primera sorpresa de las muchas que me depararía esa noche. Mi nombre, Jorge Luis Borges, ya estaba escrito y la tinta, todavía fresca.

El dueño me dijo:

-Yo creí que usted ya había subido.

Luego me miró bien y se corrigió:

-Disculpe, señor El otro se le parece tanto, pero, usted es más joven.

Le pregunté:

-¿Qué habitación tiene?

-Pidió la pieza 19 -fue la respuesta.

Era lo que yo había temido.

Solté la pluma y subí corriendo las escaleras. La pieza 19 estaba en el segundo piso y daba a un pobre patio desmantelado en el que había una baranda y, lo recuerdo, un banco de plaza. Era el cuarto más alto del hotel. Abrí la puerta que cedió. No habían apagado la araña. Bajo la despiadada luz me reconocí. De espaldas en la angosta cama de fierro, más viejo, enflaquecido y muy pálido, estaba yo, los ojos perdidos en las altas molduras de yeso. Me llegó la voz. No era precisamente la mía; era la que suelo oír en mis grabaciones, ingrata y sin matices.

-Qué raro -decía- somos dos y somos el mismo. Pero nada es raro en los sueños.

Pregunté asustado:

-Entonces, ¿todo esto es un sueño?

-Es, estoy seguro, mi último sueño.

Con la mano mostró el frasco vacío sobre el mármol de la mesa de luz.

-Vos tendrás mucho que soñar, sin embargo, antes de llegar a esta noche. ¿En qué fecha estás?

-No sé muy bien -le dije aturdido-. Pero ayer cumplí sesenta y un años.

-Cuando tu vigilia llegue a esta noche, habrás cumplido, ayer, ochenta y cuatro. Hoy estamos a 25 de agosto de 1983.

-Tantos años habrá que esperar -murmuré.

-A mí ya no me está quedando nada -dijo con brusquedad-. En cualquier momento puedo morir, puedo perderme en lo que no sé y sigo soñando con el doble. El fatigado tema que me dieron los espejos y Stevenson.

Sentí que la evocación de Stevenson era una despedida y no un rasgo pedante. Yo era él y comprendía. No bastan los momentos más dramáticos para ser Shakespeare y dar con frases memorables. Para distraerlo, le dije:

-Sabía que esto te iba a ocurrir. Aquí mismo hace años, en una de las piezas de abajo, iniciamos el borrador de la historia de este suicidio.

-Sí -me respondió lentamente, como si juntara recuerdos-. Pero no veo la relación. En aquel borrador yo había sacado un pasaje de ida para Adrogué, y ya en el hotel Las Delicias había subido a la pieza 19, la más apartada de todas. Ahí me había suicidado.

-Por eso estoy aquí -le dije.

-¿Aquí? Siempre estamos aquí. Aquí te estoy soñando en la casa de la calle Maipú. Aquí estoy yéndome, en el cuarto que fue de madre.

-Que fue de madre -repetí, sin querer entender-. Yo te sueño en la pieza 19, en el patio de arriba.

-¿Quién sueña a quién? Yo sé que te sueño, pero no sé si estás soñándome. El hotel de Adrogué fue demolido hace ya tantos años, veinte, acaso treinta. Quién sabe.

-El soñador soy yo -repliqué con cierto desafío.

-No te das cuenta que lo fundamental es averiguar si hay un solo hombre soñando o dos que se sueñan.

-Yo soy Borges, que vio tu nombre en el registro y subió.

-Borges soy yo, que estoy muriéndome en la calle Maipú.

Hubo un silencio, el otro me dijo:

-Vamos a hacer la prueba. ¿Cuál ha sido el momento más terrible de nuestra vida?

Me incliné sobre él y los dos hablamos a un tiempo. Sé que los dos mentimos.

Una tenue sonrisa iluminó el rostro envejecido. Sentí que esa sonrisa reflejaba, de algún modo, la mía.

-Nos hemos mentido -me dijo- porque nos sentimos dos y no uno. La verdad es que somos dos y somos uno.

Esa conversación me irritaba. Así se lo dije.

Agregué:

-Y vos, en 1983, ¿no vas a revelarme nada sobre los años que me faltan?

-¿Qué puedo decirte, pobre Borges? Se repetirán las desdichas a que ya estás acostumbrado. Quedarás solo en esta casa. Tocarás los libros sin letras y el medallón de Swedenborg y la bandeja de madera con la Cruz Federal. La ceguera no es la tiniebla; es una forma de la soledad. Volverás a Islandia.

-¡Islandia! ¡Islandia de los mares!

-En Roma, repetirás los versos de Keats, cuyo nombre, como el de todos, fue escrito en el agua.

-No he estado nunca en Roma.

-Hay también otras cosas. Escribirás nuestro mejor poema, que será una elegía.

-A la muerte de... -dije yo. No me atreví a decir el nombre.

-No. Ella vivirá más que vos.

Quedamos silenciosos. Prosiguió:

-Escribirás el libro con el que hemos soñado tanto tiempo. Hacia 1979 comprenderás que tu supuesta obra no es otra cosa que una serie de borradores, de borradores misceláneos, y cederás a la vana y supersticiosa tentación de escribir tu gran libro. La superstición que nos ha infligido el Fausto de Goethe, Salammbó, el Ulysses. Llené, increíblemente, muchas páginas.

-Y al final comprendiste que habías fracasado.

-Algo peor Comprendí que era una obra maestra en el sentido más abrumador de la palabra. Mis buenas intenciones no habían pasado de las primeras páginas; en las otras estaban los laberintos, los cuchillos, el hombre que se cree una imagen, el reflejo que se cree verdadero, el tigre de las noches, las batallas que vuelven en la sangre, Juan Muraña ciego y fatal, la voz de Macedonio, la nave hecha con las uñas de los muertos, el inglés antiguo repetido en las tardes.

-Ese museo me es familiar -observé con ironía.

-Además, los falsos recuerdos, el doble juego de los símbolos, las largas enumeraciones, el buen manejo del prosaísmo, las simetrías imperfectas que descubren con alborozo los críticos, las citas no siempre apócrifas.

-¿Publicaste ese libro?

-jugué, sin convicción, con el melodramático propósito de destruirlo, acaso por el fuego. Acabé por publicarlo en Madrid, bajo un seudónimo. Se habló de un torpe imitador de Borges, que tenía el defecto de no ser Borges y de haber repetido lo exterior del modelo.

-No me sorprende -dije yo-. Todo escritor acaba por ser su menos inteligente discípulo.

-Ese libro fue uno de los caminos que me llevaron a esta noche. En cuanto a los demás... La humillación de la vejez, la convicción de haber vivido ya cada día...

-No escribiré ese libro -dije.

-Lo escribirás. Mis palabras, que ahora son el presente, serán apenas la memoria de un sueño.

Me molestó su tono dogmático, sin duda el que uso en mis clases. Me molestó que nos pareciéramos tanto y que aprovechara la impunidad que le daba la cercanía de la muerte. Para desquitarme, le dije:

-¿Tan seguro estás de que vas a morir?

-Sí -me replicó-. Siento una especie de dulzura y de alivio, que no he sentido nunca. No puedo comunicarlo. Todas las palabras requieren una experiencia compartida. ¿Por qué parece molestarte tanto lo que te digo?

-Porque nos parecemos demasiado. Aborrezco tu cara, que es mi caricatura, aborrezco tu voz, que es mi remedo, aborrezco tu sintaxis patética, que es la mía.

-Yo también -dijo el otro-. Por eso resolví suicidarme.

Un pájaro cantó desde la quinta.

-Es el último -dijo el otro.

Con un gesto me llamó a su lado. Su mano buscó la mía. Retrocedí; temí que se confundieran las dos.

Me dijo:

-Los estoicos enseñan que no debemos quejamos de la vida; la puerta de la cárcel está abierta. Siempre lo entendí así, pero la pereza y la cobardía me demoraron. Hará unos doce días, yo daba una conferencia en La Plata sobre el Libro VI de la Eneida. De pronto, al escandir un hexámetro, supe cuál era mi camino. Tomé esta decisión. Desde aquel momento me sentí invulnerable. Mi suerte será la tuya, recibirás la brusca revelación, en medio del latín y de Virgilio y ya habrás olvidado enteramente este curioso diálogo profético, que transcurre en dos tiempos y en dos lugares. Cuando lo vuelvas a soñar, serás el que soy y tú serás mi sueño.

-No lo olvidaré y voy a escribirlo mañana.

-Quedará en lo profundo de tu memoria, debajo de la marea de los sueños. Cuando lo escribas, creerás urdir un cuento fantástico. No será mañana, todavía te faltan muchos años.

Dejó de hablar, comprendí que había muerto. En cierto modo yo moría con él; me incliné acongojado sobre la almohada y ya no había nadie.

Huí de la pieza. Afuera no estaba el patio, ni las escaleras de mármol, ni la gran casa silenciosa, ni los eucaliptus, ni las estatuas, ni la glorieta, ni las fuentes, ni el portón de la verja de la quinta en el pueblo de Adrogué.

Afuera me esperaban otros sueños.

7 may 2010

LA NOIA E LA VIOLENZA

Sarebbe un grave errore se, accecati dall’illusione del razionalismo, il quale, come una lampada potente, mentre illumina la stanza produce nel contempo un effetto di alone che altera la realtà delle cose, sottovalutassimo l’importanza delle esperienze emotive nell’universo individuale e sociale. È vero che le emozioni possono essere pericolose, esporre che le subisce a situazioni penose, nuocere al rendimento negli studi, nel lavoro e in genere nei rapporti interpersonali, alterare in modo assurdo e paradossale le situazioni quotidiane come l’amore, il matrimonio, gli affari, i conflitti piccoli e grandi, perfino l’azione dei governi e la stessa ricerca scientifica. Ma è vero anche che riempiono la vita e sono cosi pervasive!

Dobbiamo chiarire che nel nostro caso la noia non è il taedium vitae né lo spleen, quel sentimento cosmico radicale di cui parlano il poeta e il filosofo, lo stato d’animo che assale l’uomo di fronte alla indifferenza delle cose nella loro totalità. La esperienza della nullità di tutto ciò che è. Noi parliamo di quella noia che le società più avanzate del nostro tempo stanno producendo in nome del just in time, della razionalità. Razionalizzare significa mettere in ordine qualcosa che non lo è, eliminare tutto ciò che è frutto del caso, stabilire delle sequenze ordinate di comportamenti che consentano a tutti di usufruire dei vantaggi materiali del progresso e rendere più scorrevole la vita. Come può, un progetto razionale che vuole assegnare un posto a ogni cosa e mettere ogni cosa al suo posto, produrre anche la noia?

Nelle società avanzate molti bisogni e desideri ragionevoli della maggioranza dei cittadini possono essere soddisfatti, a patto che la produzione dei beni, la loro distribuzione e il loro consumo vengano governati in modo razionale. Non sorprenda che si parli di bisogni e desideri soddisfatti quando ancora in molte regioni del nostro paese, in Europa e nel mondo rimane da risolvere il problema della fame e della sopravvivenza – anzi, è proprio questo il problema più urgente. Il progresso è una realtà, ed è ragionevole pensare che non si arresterà, se si sapranno utilizzare le risorse del pianeta (e dell’universo) a questo scopo. Nessuno vuole rinunciare al progresso materiale, per cui ciò che è stato fatto nelle nostre società occidentali durante le ultime generazioni sarà fatto, o almeno tentato, nel resto del mondo. I popoli cosi detti in via di sviluppo vogliono beneficiare dei frutti della tecnologia e sono disposti a pagare il prezzo, cioè a modificare le loro concezioni di vita e i loro calori, proprio come abbiamo fatto noi.

Per godere la sua parte del prodotto sociale, l’individuo deve percorrere tutta la sequenza degli atti ordinati che rendono razionale una società complessa. Deve procurarsi ed esibire dei documenti che sanzionino la sua identità e il suo diritto a far parte di una comunità, mettersi in lista per usufruire dell’opera di insegnanti e di medici, occuparsi di politica, e di questioni sindacali, scegliersi i propri leaders, comprare un’auto e possibilmente una casa da vivo e una da morto, portare i figli a scuola, a lezione d’inglese e ai corsi di nuoto e di tennis, frequentare gli amici e fare vita mondana secondo il modello esibito dai cosi detti mas – media. Deve pagare le tasse, avere un’assicurazione e investire i risparmi, prevedere tempi bui e cautelarsi per la vecchiaia e nel fra tempo accudire ai vecchi. Lo stesso tempo libero, sempre in aumento, viene occupato da una sofisticatissima industria che gestisce il riposo e il divertimento di milioni di persone organizzando le loro giornate affinché nulla sia lasciato all’imprevisto e producendo ectoplasmi di emozioni attraverso l’organizzazione perfetta delle sorprese.

Una parte consistente dell’umanità dispone di questi beni e vive questa situazione. E dunque l’interrogativo si fa ancora più pregnante: com’è possibile parlare di “noia”?

Non sempre i desideri soddisfatti producono soddisfazione, e nemmeno i bisogni soddisfatti , quando sono del tutto artificialmente indotti. Accade, ed è sotto gli occhi di tutti, che dopo aver ottenuto i vantaggi materiali del progresso, spesso con lotte dure e sanguinose, nella società più avanzate del nostro tempo serpeggi un’inquietudine e una insoddisfazione che si rivelano con comportamenti paradossali. Il consumo di droghe ne è la manifestazione più spettacolare, ma altri fenomeni ci mostrano che l’ordine della vita moderna può produrre un vuoto, una perdita di senso delle cose, l’indifferenza e l’egoismo, la violenza gratuita, la disubbidienza per il gusto della disubbidienza…

Un essere primitivo non ha bisogno di cercare emozioni: le trova a ogni passo della sua esistenza, perché la lotta per la vita lo costringe ad affrontare situazioni diverse e sempre nuove. Sbaglierebbe chi pensasse che una vita primitiva sia più semplice e scorrevole; è senz’altro più autentica e creativa, se la consideriamo sotto l’aspetto dell’evoluzione. Ma l’adattamento è stato sostituito dal benessere e dall’affermazione dei diritti umani e civili. Ci auguriamo che tutti i popoli della terra riescano a conquistare in breve tempo tutto ciò, consapevoli però che ne dovranno pagare il prezzo.

un pedacito de:
IL LINGUIAGGIO DELLE EMOZIONI
Moti dell’animo, segni del corpo, magia delle parole.
Valdré, Lido
Edit. Rusconi
Milano 1999

4 may 2010

COMO EL CARACOL, ME VOY


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... . .-.. . . ... ...
Sale la luna y yo estoy a sus pies, un dos cuatro cinco seis, un dos cuatro cinco seis
sigo esperando que quiera llover, un dos cuatro cinco seis, un dos, tres
sigo observando mi respiración, como entra a prisa, sale tibio y no puedo callar la razón,
como el caracol, me voy, me voy...

(vocal)

sigo buscando algo en lo que creer
si lo buscas no lo vez, si lo encuentras ya se fue,
sigo intentando eso de buscar sin esperar, encontrar...
tomo pedazos de un viejo rumor y hago mi propia versión...

(vocal)

(fragmento beatles...)

Cellophane flowers of yellow and green,
Towering over your head.
Look for the girl with the sun in her eyes,
And she's gone.

Tengo una casa que puedo llevar y que sabe alojar la fragilidad
es una casa que sabe andar, y aunque lenta va, no hay mejor no hay...
busco verdades, coherencias, lugares, amor, unidad...
me voy, como el caracol, yo, me voy, cargo, cargo mi casa y me voy
como el caracol, yo, me voy, cargo mi casa y me voy, cargo mi casa y me voy...
sale la luna y el sol, y me voy, como el caracol...

2 may 2010

HABLANDO DE EXPECTATIVAS

Un gran ejemplo de cómo funcionan las neuronas del cerebro en relación a la música, el espacio, el tiempo Y LA CREATIVIDAD.