A veces todo se suspende… un número no marcado... un sonido no escuchado.
Contener el impulso, tratando de no enjaular al aire… al corazón.
En el pecho se incrustan granos de arena blanca que no dejan respirar... ni dormir.
Todavía...por un momento… sigo jugando a escuchar a lo lejos… muy lejos... un aire suspirando una canción bajo una ventana enorme sin luz... Blue Train.
Luego voy atras... le sonrío a las olas del mar que acarician a mi abuela que ríe sentada mojando solo sus pies. Salto... A donde estan las piedritas arrinconadas que bañadas por el rocío de la noche se convierten en pequeños espejos de Tepoztlán.
Pausa...
Mango mezclado con lodo cubriendo mi sonrisa de niña inquieta y un conejito blanco, tal vez más inquieto y miedoso que yo, se acerca, me mira, lo acaricio y de se va…
Regreso al insomnio…
Quién sabe desde hace cuántos años los corazones han permanecido en silencio… y quién sabe hasta cuándo mis palabras estancadas tomaran forma…
El aire ha roto los vidrios de la ventana.
La mañana de hoy fue fría, los niños juegan con su comida, la gente se ríe siempre de las mismas cosas, todo sigue igual.
Comienzo a escribir buscando un cauce a mis palabras de llovizna contenidas… pero no funciona.
Miro el teléfono… todo sigue igual…
Sigo en el lago confuso del silencio queriendo compartirme contigo…
sin respuesta.
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